Semana 9 Embarazo

Semana 9 de embarazo

El bebé en la novena semana de embarazo

El embrión pasa a recibir de manera oficial el nombre de feto, es decir ahora ya no se formarán órganos o tejidos nuevos, sino que se produce la maduración de los ya existentes.

El rabito del final de lo que será la columna ya ha desaparecido totalmente y comienza a tener más forma de cuerpo, gracias en parte al alargamiento y enderezamiento de la zona del tronco. El feto mide unos 2,5 centímetros de longitud esta semana.

Los brazos y piernas viven un momento importante. Las piernas han crecido, comenzando a brotar lo que en un futuro serán los dedos de los pies. También los brazos se han alargado, comenzando a doblarse por el codo. Las manos comienzan a tener una estructura básica, con los dedos diferenciados.

El abdomen empieza a desarrollarse, empezando a formarse las estructuras que formarán el hígado, la vesícula biliar, el bazo y la glándula suprarrenal.

El feto comienza a moverse, incluso en respuesta a estímulos externos al cuerpo de su madre, como la luz y el ruido. Pero no se sentirán esos movimientos hasta bien entrado el segundo trimestre de gestación.

La mujer en la novena semana de embarazo

Seguramente habrá notado cambios en sus senos: habrán aumentado de tamaño y peso, siendo más sensibles al tacto. Conforme pase el embarazo los pechos seguirán creciendo, pero la sensibilidad remitirá normalmente hacia el final del cuarto mes. Puede que comiencen a aparecer pequeños bultitos blancos en sus areolas (las zonas oscuras que rodean los pezones). No se asuste, reciben el nombre de ‘tubérculos de Montgomery’, unas glándulas que generan aceites que mantienen los pezones lubricados cuando comienza la lactancia.

Si antes del embarazo no realizaba ningún deporte, es recomendable comenzar una actividad que pueda mantener con seguridad durante el resto del embarazo. Posibles opciones son la natación, pasear o el yoga. Muchos expertos consideran que la natación es el mejor ejercicio que pueden hacer las mujeres embarazadas. Aparte de la actividad cardiovascular que se realiza, es un deporte suave para las articulaciones, ya que son más propensas a las lesiones durante el embarazo. Esto se debe a que la hormona relaxina afloja las articulaciones para que la pelvis pueda dilatarse durante el parto; por lo que, hay que evitar ejercicios que generen una tensión excesiva sobre las articulaciones, como tratar de tocarse los dedos de los pies.

Comer queso aumenta el cociente de calcio, pero se deben prescindir de los quesos blandos sin pasteurizar y de los quesos con vetas azules, como el Brie durante el embarazo. Así mismo de los quesos poco curados, ya que pueden tener una bacteria llamada ‘listeria’, que puede ser perjudicial para el feto.


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